lunes, 19 de julio de 2010

Hamsters (I)


Los hámsters son pequeños rohedores que forman parte de la vida de muchas personas a lo largo y ancho del mundo, con un lugar privilegiado cerca de los niños. Su éxito radica en que son fáciles de cuidar, ocupan poco espacio y viven en sus jaulas o terrarios, por lo que no suelen causar desperfectos en la casa.

Hoy voy a hablaros de cómo elegir y qué cosas básicas adquirir para iniciar nuestra nueva vida con un rohedor en ella.

Como siempre os digo, lo primero es pararse a pensar y echar cuentas. Los hámster pueden vivir entre 1'5 y 3 años, habiendo casos que llegan hasta los 4. Sus gastos se reducen a un saco de pienso y otro de serrín, en función de la necesidad. Un mordedor ocasional y alguna chuchería tampoco serán motivo de un gran desembolso. En realidad, lo más caro es el arranque: La jaula, los juguetes, el propio hámster... También puede que en algún momento necesites llevarlo al veterinario y, sin duda alguna, será el desembolso más importante que harás, si llega el caso.


Una vez decidido que queremos un hámster, debemos decidir qué tipo de hámster queremos (hay 17 variedades diferentes), si queremos tener más de uno, si vamos a criar con ellos... Y, por supuesto, si vamos a criar, habrá que tener claro qué vamos a hacer con las crías que tengamos.

Entre las distintas variedades, una de las primeras preguntas es si buscamos un hámster "grande" o "enano".

El más popular de los "grandes" es el hámster sirio o dorado. Es el que yo recomendaría a quien esté pensando en ponerlo en manos de un niño, ya que su tamaño un poco mayor permite una mejor manipulación y hace que sea ligeramente más resistente a las travesuras de los pequeños que las variedades enanas. 

Entre los "enanos", los más famosos son los rusos y los chinos. Son fáciles de encontrar en cualquier tienda de animales y se adaptan mejor a jaulas más pequeñas. 

Si queremos tener más de uno, hemos de saber que los hámsters son animales territoriales y que es muy probable que cada uno de ellos necesite su propio espacio dentro de la jaula. Esto será especialmente importante si tenemos más de un hámster del mismo sexo, aunque también puede pasar aunque sean macho y hembra. 

Si tenemos un macho y una hembra en la misma jaula, debemos prepararnos para tener un montón de crías. Los hámsters son muy prolíficos y, si no hemos previsto que vamos a hacer con las crías, podemos acabar teniendo problemas. 


En todo caso, si vamos a criar, lo mejor es tener dos jaulas, una para el macho y otra para la hembra, de modo que sólo los juntemos cuando queramos que se reproduzcan. Es importante tener en cuenta que el macho NUNCA se debe introducir en la jaula de la hembra, sino al revés. Las hembras son especialmente territoriales y lo normal será que ataquen al macho si entra dentro de su espacio vital, pudiendo llegar a matarlo. En cambio, si introducimos a la hembra en la jaula del macho, éste la cortejará y se apareará con ella. 


Otro aspecto importante es que, una vez embarazada, es recomendable poner a la hembra en su propia jaula, en la que tendrá a sus retoños. Esta jaula debe ser amplia, pues no es raro que, a falta de espacio para todos, la propia madre devore a sus crías. Sin embargo, este comportamiento es mucho más frecuente entre los machos, de ahí que sea mejor tenerlos separados. 

Los dientes de los hámsters crecen toda la vida, así que es imprescindible que pongamos mordedores a su alcance, para que no acaben lesionándose con su propios dientes. En las tiendas de animales, venden una gran variedad de juguetes que responden a este fin. 

Así mismo, a los hámsters les gusta dormir a cubierto. Sería bueno que tuvieran un espacio donde esconderse para descansar. Sin embargo, debe ser un espacio al que nosotros podamos acceder fácilmente para limpiarlo, porque, aunque los hámsters son muy limpios y no harán sus necesidades donde duermen, sí esconderan cosas, especialmente comida, que podría estropearse si no la eliminamos de vez en cuando. 

Otro elemento necesario para todo hámster es un lugar donde hacer ejercicio. Su metabolismo está mucho más acelerado que el nuestro y necesitan desfogarse a diario. La típica rueda siempre será bien recibida, aunque también podemos añadir laberintos de túneles o comprar una de esas bolas con las que el hámster corretea por la casa. 

La alimentación del hámster ha de basarse principalmente en frutos secos y semillas. Existen preparados comerciales que llevan todos los elementos básicos que necesita. Sin embargo, si queremos que nuestro hámster esté bien sano, es importante ofrecerle fruta fresca con frecuencia. Disfrutan mucho de las manzanas, peras, melocotones... Evita las frutas con mucho azúcar, como las cerezas y los plátanos. Hay quien les da lechuga y quien no. Si se la das, fíjate en que no le produzca diarrea y, si es así, deja de dársela. 


Como ya he dicho, los hámsters son animales muy limpios, pero eso no significa que nos podamos dormir en los laureles. El hámster elegirá un lugar de la jaula para hacer sus deposiciones, cuyo serrín sería bueno que elimináramos cada día, reponiéndolo por otro limpio. Así mismo, una limpieza a fondo de la jaula al menos una vez por semana será indispensable. Dado que los hámsters alamcenan comida, es importante controlar cuánta comida tienen acumulada. Si está en buenas condiciones, podemos dejársela, pero hemos de tener cuidado para que no se les estropee. Si ves que han acumulado demasiada, puedes reducir o eliminar algunas comidas, de modo que les obligues a tirar de la despensa. Ante la duda, tira también lo que tienen almacenado, ya almacenarán más...

Finalmente, no hay que olvidar que el hámster es un animal nocturno. Pasará todo el día durmiendo y se levantará al atardecer. Eso significa que debería estar en un lugar tranquilo de la casa durante el día y fuera de los dormitorios durante la noche, porque es cuando más ruido hará.


Si te has decidido por uno de estos pequeñuelos, felicidades. Disfrútalo mucho.