Hace unos años, se puso muy de moda hablar de los perros peligrosos, a propósito de la muerte de un niño de 4 años a causa del ataque de una pareja de dogos argentinos en Mallorca. Desde entonces, casi todos los ayuntamientos han legislado al respecto y hay listas de razas a las que se ha marcado como peligrosas, con implicaciones legales para sus dueños.
Tengo la suerte de conocer de cerca a un criador de dogos argentinos y rottweiler, que ya en esa época se escandalizaba de lo maltratada que había quedado la imagen de sus perros, sin que éstos hubieran mediado de ningún modo en tan desagradable destino. Él suele decir que lo importante no es la raza del perro, sino conocer las caractarísticas del perro que uno tiene y actuar en consecuencia. La responsabilidad ante todo.
Las razas más frecuentes en estas listas negras son: Pit Bull Terrier, Staffordshire Bull Terrier, American Staffordshire Terrier, Rottweiler, Dogo Argentino, Fila Brasileiro, Tosa Inu y Akita Inu. Además, también se consideran perros peligrosos los cruces de estas razas y perros con características físicas o psicológicas que puedan convertirlos en un peligro.
En general, hablamos de perros que, históricamente, se han utilizado para la guarda, defensa, caza mayor y peleas, tanto de perros, como de perros con otros animales. Esto supone que se trata de animales muy fuertes, habitualmente con boca de presa. Esto último significa que son capaces de mantener la mordida durante largos periodos de tiempo, que pueden llegar a suponer horas. Además, suelen tener un carácter protector y dominante.
Se trata de animales muy potentes cuyos cuidados no están al alcance de todos. Su gran fuerza debe ser contenida y sus instintos de protección y guarda controlados por sus dueños. Su educación debe ser estricta, no estando recomendados para personas con poco carácter o sin experiencia previa.
Como perros de utilidad, sobre todo para labores de guarda, defensa y caza mayor, son perros especialmente indicados, siempre que reciban un adiestramiento experto que permita desarrollar todo su pontencial, encuazándolo hacia un fin positivo. En ningún caso se les debe azuzar o animar a mostrarse agresivos antes situaciones cotidianas o frente a personas que no representen una amenaza real para aquellos que deban proteger. Este tipo de comportamiento temerario es el que ha llevado a estas maravillosas razas a ser consideradas como un peligro, cuando, en realidad, producen ejemplares que, bien llevados, pueden ofrecer una agradable convivencia tanto a dueños como a vecinos.
En lo que se refiere a su tenencia como animales de compañía, es necesario tener en cuenta que no están indicados para cualquier dueño y que sólo una persona experimentada será capaz de controlar su carácter dominante. Sin embargo, si se da esta circunstancia, pueden convertirse en mascotas totalmente seguras que harán las delicias de sus dueños.
Es importante señalar que, por sus características, casi todos los perros de estas razas tienden a mostrarse dominantes, por lo que su convivencia con otros animales, niños (incluso de la familia) y extraños puede no ser siempre positiva. Cada dueño deberá conocer a su perro, buscando las características raciales y específicas del ejemplar que mejor se adapten a su situación de vida.